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42° Congreso de la Federación Internacional de Derechos Humanos , FIDH


Delegados de diferentes organizaciones de todo el mundo plantean retos y exigencias frente a la impunidad, la justicia global y la defensa de los derechos humanos, en un contexto de crisis democrática y ambiental

Diana Galvis
@dianag_27g

DH, fundada en 1922 y con presencia en más de 117 países a través de cerca de 192 organizaciones miembros, escogió la capital colombiana como sede de su 42.° congreso.

El evento fue presentado oficialmente por la Cancillería colombiana como una oportunidad para reafirmar el papel de Colombia en la agenda internacional de derechos humanos. Además, busca escuchar tantas voces silenciadas y sobre todo resaltar el trabajo de las diferentes organizaciones que han estado trabajando años por la dignificación humana.

En la apertura, el Teatro Colón acoge actos culturales, exposiciones y música, en un intento por integrar saberes locales con una mirada internacional del encuentro. Se espera la participación de más de 400 defensores académicos, activistas y representantes institucionales de distintos lugares, con delegaciones de América Latina, África, Asia y Europa. El lema del congreso “Aquí y ahora, construimos la paz” situó como prioridad la unión de mecanismos de justicia, memoria y reparación en territorios afectados por conflictos.

Temáticas centrales.

A través de pendones se denuncia una campaña internacional de justicia para las 6.402 víctimas de ejecuciones extrajudiciales en Colombia, reclamando jurisdicción universal contra responsables estatales. Esa denuncia es un símbolo claro de cómo los organizadores buscaron tensionar el debate “por qué esos procesos no han prosperado en Colombia?; Qué obstáculos institucionales y políticos los bloquean?»

Las formas de acción de la FIDH es investigar y denunciar violaciones, exigir cuentas y recurrir a la justicia, proteger a defensores, y campañas de incidencia política. Esas líneas coinciden con lo que la federación define públicamente como pilares de su acción, la defensa de la libertad de acción de las personas defensoras, la universalidad de los derechos y la exigencia de efectividad frente a las violaciones.

Las jornadas incluyen talleres, mesas redondas y ponencias de 30 minutos sobre conflictos globales, justicia internacional, capturas estatales del poder, derechos culturales, crisis climática y reparación integral, con intervenciones de participantes de diferentes personas de todo el mundo que enriquecen los conversatorios y los espacios de intervención.

El congreso se estructuró en varias líneas temáticas: justicia transaccional, derechos ambientales, género, democracia bajo presión, tecnología y vigilancia, y responsabilidad empresarial. Durante el congreso se aprobaron nuevas admisiones, 6 organizaciones recibieron su aprobación como miembros de la FIDH, ampliando su alcance institucional hacia nuevas regiones y causas.

En este, además, se elige un nuevo Buró internacional compuesto por 22 activistas de 21 países. En el discurso inaugural, el nuevo presidente Dimitris Christopoulos puso la impunidad, la desigualdad y los discursos públicos hostiles como prioridades de acción.

Tensiones nacionales e internacionales

Que el congreso se realice en Colombia no es gratis. El país arrastra múltiples retos por la persistencia de violencia, ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos forzados y obstáculos institucionales para la justicia transicional. Por ende, la FIDH no omite la pregunta sobre por qué los casos denunciados en especial los “falsos positivos” no han prosperado bajo la justicia nacional.

Además, el congreso se enmarca en un momento global de retrocesos democráticos, cierre de espacios cívicos y vigilancia tecnológica contra activistas. Muchos debates estarán dedicados a cómo los estados autorizan leyes o prácticas que limitan libertades en nombre de la seguridad.

Otro elemento crítico es el punto económico ya que el impacto de la globalización, la deuda, las medidas para reducir los recursos disponibles y el papel de las empresas multinacionales son los temas presentes. La FIDH ha insistido en responsabilizar a actores privados cuando estos participen en violaciones de derechos humanos.

Expectativas y desafíos para AL

La realización del 42. congreso en Bogotá ofrece una oportunidad de impulso político para organizaciones latinoamericanas que enfrentan agresiones y criminalización. La presencia de voces del Sur global busca fortalecer las agendas comunes en memoria, territorios, derechos indígenas y justicia climática.

Para Colombia, el desafío es doble, asumir que no solo es un punto blanco de críticas, también es un precursor en fortalecer mecanismos nacionales y que la historia reciente exige que no sea escenario neutro sino actor responsable del debate.





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Escrito por Marie Ford

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