No es tan sencillo a veces, pero siempre resulta en un final feliz. Es la ventaja de estar en el gigante de Alemania.
Bayern Munich avanzó en la Copa de Alemania tras vencer por 1-4 a Colonia, con gol y asistencia de Díaz, doblete de Kane y moño de Olise. Así ganaron los bávaros, echando mano de su once de gala y castigando cada error del rival… no importa cuándo lo leas.
Pasó el mal rato y acabó en goleada
Quien ve el resultado final no podría sospechar lo que costó el arranque, un primer tiempo rarísimo, incómodo y denso para Bayern Munich, sometido por una presión alta de un rival valiente que, con el tiempo, pagó el atrevimiento. 
Y es que el primer tanto fue de un ilusionado Colonia, que así celebró, a los 31 minutos, el inesperado tanto que enloqueció a la afición:
Pero estaba la banda y estaba Díaz atento, certificando que es mejor llegar que estar: apareció en el medio del área rival y cazó el rebote que dejó el arquero pra el 1-1.
Así lo celebró para devolver las cosas a su orden natural:
A partir de ahí saben todo lo que es el Bayern, que jamás pierde la cabeza y que tiene la paciencia suficiente para castigar y acelerar y al final, golear.
A los 38 minutos se inventó esta maravilla el goleador Harry Kane, de media vuelta, al ángulo… un pepazo:
Otra vez aparecería el ‘killer’, a los 64, para castigar en una especialidad de la casa, el cobro de tiro de esquina de Kimmich a la cabeza del inglés:
Tuvo el tercero Díaz a los 52 minutos Dïaz, un soberbio pase al espacio de Kane y una cabalgata hasta el arco rival, que acabó en un remate muy cruzado que luego rozó el travesaño.
Pero vino la revancha con la asistencia para el cuarto y definitivo gol del Bayern, un contragolpe de manual, con servicio de lujo para Olise.
Ojo a la jugada:
Pasaría el tiempo, habría minutos para Karl, y Colonia viajaría de la ilusión al desencanto de enfrentar a un Bayern que no perdona, no importa el día, la competencia, el rival, nada. 
Díaz tuvo una jornada simplemente impecable, con gol y asistencia y 87 minutos en cancha. Abrazos, que no por habituales son sencillos, y un día más en la oficina de los bávaros, amos y señores en el fútbol alemán. 
 
					 
				 Jim Clark
							Jim Clark
					
 
					
