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la ciencia desmiente las teorías virales y revela su verdadero valor cósmico


El visitante interestelar que encendió la imaginación pública

El cometa 3I/ATLAS, detectado en julio de 2025 desde el observatorio ATLAS en Río Hurtado (Chile), atrajo de inmediato la atención del mundo. Su trayectoria indicaba que provenía de otro sistema estelar, convirtiéndose en el tercer objeto interestelar confirmado en pasar por nuestro vecindario cósmico.

Sin embargo, la noticia dio un giro inesperado cuando Avi Loeb, astrofísico de Harvard, sugirió que el 3I/ATLAS podría ser una nave alienígena o un dispositivo artificial. Las redes sociales se llenaron de teorías conspirativas, que iban desde sondas exploratorias hasta misiones encubiertas de “civilizaciones avanzadas”.

Los científicos, sin embargo, fueron tajantes: no hay ningún indicio de que el cometa sea artificial.


Un cometa auténtico con una química exótica

Para Michael Kueppers, astrofísico de la Agencia Espacial Europea (ESA), los datos son claros: el 3I/ATLAS “no muestra señales de propulsión ni patrones de movimiento artificial”.
Las observaciones realizadas con telescopios terrestres y espaciales revelan que se trata de un cometa interestelar real, con una composición química diferente a la de los cometas del Sistema Solar, pero coherente con los modelos naturales conocidos.

El hallazgo más curioso es su abundancia inusual de dióxido de carbono (CO₂) y presencia significativa de níquel metálico, una rareza que sugiere que el cometa se formó en un entorno extremadamente frío, quizás más alejado de su estrella de origen de lo que están Neptuno o Plutón del Sol.

Estos elementos podrían haberse preservado gracias a miles de millones de años de viaje interestelar en las profundidades del espacio, donde la radiación solar no altera su superficie.

“Cada cometa interestelar es una cápsula del tiempo de otro sistema planetario”, explica Kueppers. “Nos permite analizar, con materia tangible, cómo eran los mundos más allá del Sol”.


Las teorías de Harvard: ciencia, especulación y titulares

El astrónomo Avi Loeb volvió a estar en el centro del debate al insinuar que el 3I/ATLAS podría estar realizando “maniobras deliberadas” al acercarse al sistema solar. La comunidad científica reaccionó con escepticismo, recordando que ya en 2017 Loeb había propuesto que ‘Oumuamua —el primer objeto interestelar detectado— podría ser una “vela solar” alienígena.

En esta ocasión, Elena Manjavacas, astrónoma del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial (STScI), fue categórica:

“Para que la hipótesis de Loeb tuviera sentido, deberían coincidir demasiadas condiciones extraordinarias: que haya vida, que sea inteligente, que posea tecnología espacial y que haya decidido visitar nuestro sistema solar. La probabilidad de todo eso es prácticamente nula”.

La científica subraya que las observaciones del 3I/ATLAS encajan perfectamente con un cometa natural con rasgos poco comunes, no con una nave. “Es mucho más probable que estemos viendo un objeto raro, no una civilización avanzada”, añadió.


Ciencia frente a ruido mediático

Las declaraciones de Loeb coincidieron con una campaña internacional de observación coordinada por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), lo que alimentó rumores infundados sobre “protocolos de defensa planetaria” y encubrimientos de la NASA.

En realidad, la campaña —que se extenderá hasta enero de 2026— busca medir con precisión su trayectoria, brillo, velocidad y composición para comparar con los modelos de otros cometas interestelares como ‘Oumuamua y 2I/Borisov.

“La ciencia no se basa en conjeturas”, recuerda Manjavacas. “Las hipótesis deben sostenerse con evidencia, no con atractivo mediático. Lo interesante del 3I/ATLAS es lo que puede contarnos sobre otros sistemas estelares, no lo que imaginamos que podría ser”.


Más allá del mito: un mensajero de otros mundos

Lejos de la narrativa de “nave alienígena”, el 3I/ATLAS representa una oportunidad científica excepcional. Su estudio ayudará a comprender cómo se forman los sistemas planetarios, qué diversidad química existe en la galaxia, y cómo los materiales primordiales viajan entre estrellas.

Cada visitante interestelar nos ofrece una pista del vasto laboratorio cósmico que existe más allá del Sol, recordándonos que el verdadero misterio no es si alguien nos visita, sino cuánto aún nos falta por descubrir.

Fuente: Meteored.





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Escrito por Carlos Fernandez

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