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Montevideo.— La reciente aprobación de la ley de eutanasia en Uruguay abrió un debate ético y sanitario que va más allá del derecho individual a morir. 

El Senado uruguayo aprobó el 15 de octubre la normativa con 20 votos a favor, estableciendo que cualquier persona mayor de 18 años, con enfermedades incurables o condiciones irreversibles que afecten gravemente su calidad de vida, podrá solicitar la eutanasia.

Una ley que redefine el papel médico

El médico y profesor universitario Diego Velasco Suárez, referente de la agrupación Prudencia Uruguay, analizó la ley desde la perspectiva de la bioética durante una entrevista con Radio María Uruguay.

Velasco recordó que el proyecto inició en 2020 con un enfoque que buscaba despenalizar la práctica, pero con el tiempo cambió de sentido. 

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Según explicó, el texto original impulsado por el diputado Ope Pasquet presentaba la eutanasia como una opción individual, pero el Frente Amplio propuso una versión donde el Estado debía garantizarla.

“El Estado ya no sólo desprotegió el derecho a la vida, sino que pasó a ofrecer la muerte”, señaló el especialista. Calificó esta modificación como “una violación institucional del primer derecho humano: el derecho a la vida”.

Velasco destacó que la nueva ley derogó el artículo 46 del Código de Ética Médica, que prohibía expresamente la eutanasia, y que esta decisión transformó el ejercicio profesional. “Se creó una nueva función, donde el médico tiene el deber de provocar la muerte”, afirmó.

Dudas éticas y sociales

El médico también advirtió sobre la amplitud del concepto “enfermedad incurable”, que abarca todas las patologías crónicas y discapacidades, incluso la vejez. Para él, esta definición puede derivar en discriminación institucionalizada.

“Es una ley que discrimina en el derecho a la vida, según la enfermedad, la edad o la condición económica”, declaró.

También criticó la figura de la firma a ruego, que permite a otra persona firmar por el solicitante. “No hay garantías reales, porque no hay constancia de la voluntad del paciente”, señaló.

Cuidados paliativos, una alternativa pendiente

Velasco Suárez subrayó que el verdadero reto está en fortalecer los cuidados paliativos, vigentes en Uruguay desde 2012, pero con cobertura limitada.

“La atención paliativa no es universal, ni de calidad, ni integral”, denunció. Explicó que existió un proyecto de ley para mejorar este servicio, pero fue modificado antes de votarse.

Según relató, el proyecto original incluía atención al final de la vida, pero ese capítulo fue eliminado. “Lo convirtieron en una ley sin atención al final de vida, algo absurdo”, dijo.

El especialista recordó que la Sociedad Uruguaya de Cuidados Paliativos ha insistido en que una atención médica integral y humana puede reducir drásticamente el deseo de adelantar la muerte. “Cuando hay acompañamiento de calidad, ese deseo desaparece en el 95% de los casos”, aseguró.

Un cambio cultural profundo

Velasco alertó sobre el impacto cultural que podría tener la presentación de la eutanasia como un derecho. “Una vez que se aprueba una ley, lo bueno y lo malo se mide según ella”, comentó.

En su opinión, este cambio podría debilitar los fundamentos éticos de la sociedad. “Todos los seres humanos valemos lo mismo, todos somos iguales en dignidad y derechos”, recordó.

Concluyó que la batalla es cultural y debe centrarse en informar sobre la ley y fortalecer los cuidados paliativos. “Dios no pierde batallas si uno actúa por Él”, expresó el médico.

JAHA









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Escrito por Carolina Fonseca

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