Resolver problemas no es una tarea fácil y todos estamos enfrentados a ellos diariamente. Bill Gates tiene dos preguntas claves para solucionar todas estas situaciones, ya sea algo complejo en el trabajo o en la vida personal.
El cofundador de Microsoft asegura, en su blog personal, que la clave no es descubrir respuestas originales de manera aislada. Lo ha repetido en distintas etapas de su vida, tanto al frente de Microsoft como desde la Fundación Gates, y advierte que “desde que era adolescente he abordado cada gran problema nuevo de la misma manera: empezando con dos preguntas”.
Esa técnica la aplica literalmente cada semana, especialmente durante la crisis global por la COVID-19.
Gates siempre parte de este doble interrogante: “¿Quién ha manejado bien este problema?” y “¿Qué podemos aprender de ellos?“. Con esas simples frases dirige su proceso de resolución de conflictos, evitando la urgencia de buscar respuestas instantáneas, tan común en contextos laborales exigentes o bajo presión social.
Para él, la diferencia entre un avance efectivo y un simple intento radica, en primer lugar, en reconocer lo que no se sabe. Quien acepta sus propias limitaciones intelectuales accede a una poderosa herramienta de liderazgo: la humildad.
Solo desde allí resulta posible identificar a aquellas personas o equipos que ya se enfrentaron con éxito a desafíos similares, y a continuación, analizar sus estrategias sin prejuicios.
Esta actitud podría parecer instintiva y natural en situaciones cotidianas —como investigar en YouTube cómo reparar un electrodoméstico— pero, en palabras de Gates, los líderes suelen sentirse obligados a tener siempre una solución original, lo que puede llevarlos a pasar por alto las lecciones disponibles.
De hecho, muchos ejecutivos experimentan una presión constante por aportar respuestas inmediatas, aunque esas soluciones no estén bien meditadas ni basadas en experiencias anteriores. El magnate lo resume al afirmar que “lo mejor que puede hacer para resolver el problema es estar dispuesto a aprender de los que más saben de él”.

Detrás del método de Gates se esconden tres competencias fundamentales asociadas al liderazgo: conciencia de las propias carencias, habilidad para buscar información pertinente y disposición genuina para aprender de otros casos y aplicarlos al trabajo propio.
Este esquema no solo resulta útil para ejecutivos, sino que se presenta como un ecualizador universal, en palabras del fundador de Microsoft. Según Gates, “cualquiera puede aplicarlo si está dispuesto a resolver problemas y aprender de otros”, sin exigir talento extraordinario, grandes recursos económicos o redes de contacto privilegiadas.
La actual accesibilidad de la información refuerza este planteamiento. Gracias a la ubicuidad de artículos, blogs, redes sociales y videos, identificar a quienes ya sortearon circunstancias análogas nunca fue tan sencillo. Gates insiste en que la originalidad frecuentemente se sobrestima; la mirada práctica sobre la experiencia ajena es una fuente invaluable de soluciones eficientes y probadas.

El proceso que propone Gates exige salir de la propia zona de confort y buscar referentes diversos. Este consejo, avalado por situaciones personales del magnate, se apoya en ejemplos concretos: en una visita a una planta embotelladora, el empresario extrajo aprendizajes que influyeron durante todo un año en la productividad de sus proyectos.
También mejoró su conocimiento sobre ciclismo al recibir instrucción de un profesional, y adquirió lecciones sobre perseverancia dialogando con un Navy SEAL estadounidense. En todos los casos, el común denominador es la apertura mental para observar y escuchar a los expertos, aun cuando provienen de sectores totalmente ajenos al tecnológico.
El método entonces no consiste en una copia literal, sino en adaptar las enseñanzas a la realidad propia. Gates insiste en que “cada situación tiene sus particularidades”, y por esa razón la observación nunca debe quedarse en la imitación, sino convertirse en inspiración para soluciones ajustadas a cada contexto.
 
					 
				 Juan Gonzalez
							Juan Gonzalez
					
 
					
