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Guillermo Arriaga contra la corrección política: “Es un veneno terrible. Las preocupaciones morales castran”


Cuenta el escritor mexicano Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 65 años) que cuando hablaba sobre la trama de la que sería su exitosa película Amores perros, la gente lo veía con una mueca de desagrado. Una película de peleas de perros en tiempos animalistas no generaba mucho entusiasmo, pero él se empeñó en sacar adelante el proyecto, sin concesiones. “Si uno escribe cosas sin conceder y creyendo que pueden funcionar, hay que sacarlas”, aseguró Arriaga este lunes en una conferencia en el marco de la Feria Internacional del Libro de Monterrey, donde ha hecho un alegato a favor de la libertad creativa y en contra la corrección política o una idea de moralidad impuesta desde el poder: “Es un veneno terrible. Las preocupaciones morales castran”, dijo.

El de Arriaga ha sido uno de los platos fuertes de una feria que en dos días ha reunido a más de 100.000 visitantes, según sus organizadores. El autor mexicano convocó a un grupo de jóvenes que escucharon atentos sus reflexiones sobre la creatividad en momentos cuando la moralidad desde el Estado ha comenzado una persecución que incluye la prohibición de libros en escuelas y bibliotecas. “El peso más grande que le pueden imponer a una obra es el peso moral. Querer dar lecciones de moralidad es terrible. Una obra se cae, se derrumba”, afirmó el autor.

Amores perros se convirtió en un éxito de taquilla y es una película de culto que ha cumplido 25 años con la reconciliación de sus dos creadores, Arriaga y el director Alejandro González Iñáritu, y con una proyección en el mítico Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, la coronación, dijo Arriaga, de una obra que fue despreciada en su génesis. “El andamiaje de la creación es muy frágil como para ponerle pesos encima”, explicó. “Gabriel García Márquez, que era un hombre muy de izquierdas, dijo que en el momento que comience a meter ideas de izquierda en su obra, se va a transformar en un panfleto”, ejemplificó.

Arriaga se posicionó en contra de lo que definió como formas modernas de censura que pueden afectar la creatividad. “La primera ley de la autocensura es decir ‘lo que estoy haciendo no vale la pena’. Hay que superar eso. La segunda es ¿qué va a pensar de mí lo políticamente correcto? Se ha convertido en un veneno terrible. Van a decir que soy un macho, que no soy suficientemente feminista, que mato animales. Estas preocupaciones morales castran también. El arte, por regla general, su principal característica debe de ser la subversión, porque tiene un poder subversivo”, explicó.

Arriaga apeló a mantener viva la fantasía, la ficción. “¿Cuáles son los primeros libros que prohíben los gobiernos? Las novelas. ¿Por qué las prohíben? ¿Por qué las queman? ¿A poco han prohibido libros que dicen ‘sé tu mismo, logra el éxito’. No, prohíben obras como Fahrenheit 451, a George Orwell, a Salman Rushdie. Sacan sus libros de las bibliotecas, porque algo tiene la ficción que incomoda al poder. Algo tiene la ficción que hace que los ciudadanos tengan una visión mucho más profunda de las cosas a través de lo que supuestamente es una fantasía”, alegó.

El autor también se mostró contrario a estos momentos cuando estamos acelerados e impacientes, con las tecnologías cambiando el modo en que se percibe el tiempo. Al respecto, bromeó con la extensión de sus libros, que sobrepasan las 700 páginas, porque, dijo, es una forma de protesta contra el mundo de lo efímero. “Quiero que la gente diga: ‘Le voy a dedicar tiempo’. Aunque luego me mientan la madre y dicen: ’700 páginas y este es el final…’ Pero la literatura debe de crear un espacio de silencio y un espacio de diálogo profundo entre la obra y uno mismo”, aseguró.

Arriaga dijo que uno de los temas que más le preocupa en torno a la tecnología es el avance de la Inteligencia Artificial, que también se impone en las industrias creativas. “La desconectaría”, afirmó, “porque la Inteligencia Artificial no tiene experiencia de vida”. En un auditorio lleno de jóvenes relacionados con una institución como el Tecnológico de Monterrey (que impulsa esta feria del libro) que promueve el uso de los avances tecnológico, el autor de El hombre recordó que la sensibilidad es básica para la creatividad. “Nunca le van a romper el corazón a una computadora. Ahora hay un miedo muy poderoso en la industria de que la IA escriba las películas, las actúe, porque ya puedes tener a Marlon Brando en una película, aunque esté muerto. Pero eso no tiene inteligencia humana, no tiene la capacidad de un actor de reproducir honor, la alegría, la fuerza. La forma en que nosotros podemos seguir aquí es defender el peso de la experiencia humana”, afirmó.



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Escrito por Carolina Fonseca

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