Investigadores europeos desarrollan placas de circuito compostables hechas de lignocelulosa, un material derivado de la madera que podría reducir drásticamente los residuos electrónicos

La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, pero no siempre con un impacto positivo para el planeta. Cada año se generan millones de toneladas de residuos electrónicos difíciles de reciclar, desde placas base hasta periféricos que terminan en vertederos. Frente a este problema, el cual crece a pasos agigantados, un grupo de investigadores europeos propone una alternativa muy llamativa: ordenadores y dispositivos compostables creados a partir de la madera.
La basura electrónica preocupa y mucho
El reciclaje de componentes electrónicos es una tarea mucho más compleja de lo que parece. Si bien es cierto que metales preciosos como el oro o el cobre pueden recuperarse de procesadores y memorias mediante procesos químicos avanzados, el gran obstáculo sigue siendo la placa de circuito impreso, fabricada habitualmente con resina epoxi derivada del petróleo.

El proyecto HyPELignum tiene como objetivo reducir la cantidad de residuos electrónicos que se genera a diario
Este material no puede reutilizarse y está presente en prácticamente cualquier aparato que contenga chips, lo que contribuye a incrementar exponencialmente el volumen de desechos electrónicos.
La madera como materia prima podría ser la solución
El proyecto europeo llamado HyPELignum, en el que colaboran el Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología de Materiales (EMPA) y la Organización Neerlandesa para la Investigación Científica Aplicada (TNO), apuesta por un recurso tan simple como sostenible: la lignocelulosa, un subproducto que se obtiene al separar lignina y celulosa de la madera.
El proceso consiste en triturar este material con agua hasta convertirlo en fibras muy finas, que luego se prensan en láminas. El resultado de ello es un tablero con una resistencia cercana a la de las placas tradicionales de resina epoxi o fibra de vidrio, pero con una ventaja fundamental: una vez terminada su vida útil, puede descomponerse de forma natural gracias a la acción de microbios y hongos.
Aunque la humedad sigue siendo su talón de Aquiles, los investigadores defienden que, dado que muchos dispositivos electrónicos tienen una vida útil relativamente corta, no tiene sentido exigirles una durabilidad excesiva. La clave está en que, al final del ciclo, pueden reintegrarse al medio ambiente en lugar de convertirse en basura permanente.
Un ratón de ordenador completamente reciclable
A diferencia de otros avances tecnológicos, los cuales suelen tardar años en salir del laboratorio, este en concreto ya lo ha hecho. Los científicos lograron fabricar las primeras placas con este material a través de un contratista y las usaron en un ratón de ordenador y una tarjeta RFID.
Se trata de un primer paso simbólico, pero cargado de significado: si estos prototipos convencen a la industria, podríamos estar ante el inicio de una nueva era en la que los dispositivos electrónicos no solo funcionen bien, sino que también respeten al planeta.
El reto ahora será escalar la producción y convencer a fabricantes de que apuesten por esta alternativa, algo bastante complicado de lograr, teniendo en cuenta que las compañías priorizan la economía y no el medioambiente. Si lo logran, la idea de un ordenador compostable podría dejar de sonar a ciencia ficción y convertirse en una realidad cotidiana.