La académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile viajó a Santa Cruz de la Sierra para integrarse al trabajo de campo del Proyecto CHART, iniciativa que evalúa los impactos combinados de la contaminación atmosférica y el calor urbano sobre trabajadores informales, y además participó en un conversatorio interdisciplinario en la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra.
El proyecto CHART (Climate and Health Actionable Research and Translational Center), también denominado en español “Riesgos climáticos y para la salud de los trabajadores informales”, reúne a investigadores de Bolivia, Estados Unidos y Chile en torno a una pregunta clave: ¿Cómo afectan la contaminación del aire y el aumento del calor urbano —intensificado por el cambio climático— la salud de los trabajadores informales al aire libre?
En esta ocasión, Karla Yohannessen, académica del programa de Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, se sumó a la iniciativa que en Bolivia es desarrollada por Carolina Garvizu y Freddy Soria, del Centro de Investigación en Agua, Energía y Sostenibilidad (CINAES) de la Universidad Católica Boliviana (UCB) y Olivia Ginn, de la Universidad de Georgia (Estados Unidos).
Este enfoque cobra especial relevancia considerando que, según estimaciones de entidades económicas, entre el 77% y el 85% de la fuerza laboral de Bolivia se desempeña en el sector informal, gran parte de ella en calles, ferias y mercados. Estos trabajadores son especialmente vulnerables a los efectos combinados de la contaminación y las altas temperaturas.
La profesora Yohannessen explicó su interés en esta investigación “la verdad es que cuando me invitaron a participar de este proyecto, no tuve dudas que sería enriquecedor para todo el equipo. El hecho de enfocarse en vendedores ambulantes me pareció una idea muy novedosa y una excelente forma de conocer cómo se ve afectada la salud en una población vulnerable que muchas veces no tiene acceso a los sistemas de salud”.
Entre el 10 y el 15 de septiembre, la académica se sumó al trabajo de campo en Santa Cruz de la Sierra, participando en la recolección de datos de sensores instalados y en la aplicación piloto de un cuestionario. La investigación contempla también el análisis de la relación entre la concentración de material partículado fino (PM2.5) y las variables climáticas de la zona urbana. “Para mí fue muy interesante aprender cómo se manipulan los sensores de bajo costo (Purple Air), cómo se descargan los datos y la forma de calibración de estos. Por otro lado, la aplicación piloto del cuestionario me sirvió para conocer la cultura y algunas formas alternativas de decir algunas cosas entre los trabajadores, lo que nos permitió tener una jornada de actualización del cuestionario, el cual se aplicará de forma definitiva en noviembre de este año”, comentó.
La académica también destacó el origen e importancia de esta colaboración: “el hecho que ambos investigadores de la UCB participaron de la Escuela Internacional de Verano de 2024 y 2025 como becarios del proyecto FOGARTY (del cual también participa la Escuela de Salud Pública) releva cómo esta instancia resulta muy enriquecedora y potenciadora de vínculos con investigadores de otros países”.
Conversatorio en la UPSA: diálogo interdisciplinario
Como actividad complementaria a la visita, se realizó un conversatorio en la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA), titulado “Explorando cómo la contaminación ambiental y los bioaerosoles urbanos impactan la salud pública, revelando desafíos globales y locales de equidad”.
La instancia reunió a profesores, investigadores y estudiantes de diversas áreas, como ingeniería, psicología y comunicaciones, generando un espacio de diálogo interdisciplinario en torno a los efectos del cambio climático y la contaminación en la salud de las poblaciones vulnerables.
“Lo relevante fue el diálogo interdisciplinario con personas en diferentes etapas de sus carreras profesionales y académicas, transmitiendo las ventajas de trabajar de forma colaborativa entre universidades y distintas disciplinas que potencian la investigación y la aplicación de sus resultados a las decisiones de política pública. También fue una actividad muy motivadora entre los estudiantes. De hecho, varios estudiantes de psicología se mostraron interesados en colaborar en la aplicación definitiva del cuestionario durante el mes de noviembre”, señaló la profesora Yohannessen.
Verónica Zúñiga Miranda, Periodista Escuela de Salud Pública U de Chile