
Por Carlos Aznárez y Geraldina Colotti /Abrebrecha Venezuela /Resumen Latinoamericano, 20 de septiembre de 2021.
En nuestro programa semanal, “Abre Brecha Venezuela”, que se emite todos los viernes por La Radio del Sur, tuvimos como grata invitada a Carolina Escarra, intelectual venezolana con un impresionante currículo que incluye una larga experiencia en el ámbito académico, diplomático y periodístico. Además de enseñar en varias universidades, Carolina es integrante del vicerrectorado de investigación de la UICOM, la Universidad Internacional de la Comunicación que dirige la rectora Tania Díaz. Politóloga y asesora en diversas instituciones, actualmente es Directora de la Escuela de Formación Integral Dr. Carlos Escarrá Malavé de la Asamblea Nacional (EFICEM), una Escuela dedicada a su padre, eminente jurista venezolano. Aquí presentamos la entrevista ampliada.
Bienvenida, Carolina, a «Abre Brecha». Como usted sabe, es un programa cuyo paradigma fundamental es defender la Revolución Bolivariana y, sobre todo, hacerla visible en estos momentos tan difíciles, no solo para Venezuela sino para el mundo entero.
Queríamos comenzar preguntándole, a la luz de lo que está sucediendo con esta gran agresión que Venezuela sufre por parte de Estados Unidos, ¿cómo ve la respuesta del pueblo venezolano y la de su dirección revolucionaria, que no ha perdido tiempo en tomar el toro por los cuernos y enfrentar la agresión por lo que realmente es: una provocación de grandes dimensiones, a pesar de que muchos intentan minimizar lo que está ocurriendo?
En primer lugar, gracias por la invitación. Es un honor para mí participar en este programa. En cuanto a la reacción de Venezuela, no solo tenemos 4,5 millones de milicianos, y no son solo 8 millones de personas las que se han alistado recientemente, sino que ya ha comenzado el entrenamiento militar para todas y todos. Hemos pasado de la fase de lucha pacífica a prepararnos para la lucha armada, porque sabemos que nos enfrentamos a la arrogancia de un imperialismo en decadencia, pero que es capaz de cualquier cosa.
El sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel habla del choque entre dos clases capitalistas: la clase capitalista transnacional, la de Davos, y la clase capitalista fascista. Una quiere eliminar los Estados-nación, la otra quiere mantener la hegemonía de Estados Unidos, manejando los hilos de la Unión Europea y Japón, como describía Samir Amin la alianza occidental. Japón ha sido un poco dubitativo y se está acercando a China, pero la Unión Europea se ha arrodillado por completo ante todos los designios del magnate Trump y su acólito Marco Rubio, porque al final es una pandilla que quiere precisamente esto. «MAGA», Make America Great Again, significa que Estados Unidos pueda volver a ser el hegemón, como lo fue en los años 90, con el concepto del «fin de la historia» y la caída del socialismo real.
En aquella época, solo Chávez y Fidel levantaban la bandera de la multipolaridad, mientras que el resto del mundo estaba alineado con esta narrativa. Esto es lo que Trump quiere hoy, y es lo que quiere esa clase capitalista que lo acompaña con sus empresas transnacionales y sus fondos de inversión. De hecho, uno de los más favorecidos por todo esto, especialmente por el canal de Panamá, ha sido BlackRock.
Pero detrás de estos fondos de inversión, también se encuentran los tráficos transnacionales más importantes, como el narcotráfico, el tráfico de armas y el tráfico de personas. Su único negocio que es legal, tan importante como los anteriores, como decía Julio Escalona, es precisamente el negocio de la energía y el petróleo, y esa es la razón por la que están haciendo todo esto. Durante la campaña electoral, Trump decía: «Nosotros ya teníamos a Venezuela en el bolsillo, ¿qué pasó? Ahora Biden está negociando el petróleo venezolano, ¿pero el petróleo no era ya nuestro?». Ellos se abrogan el derecho de considerar no solo a Venezuela, sino a toda América Latina, como su patio trasero.
También necesitan el petróleo porque su negocio de gas con Europa está colapsando desde que Rusia creó un gasoducto con China. Venezuela camina sobre las mayores reservas de petróleo del mundo. Han intentado matar a Maduro. Estoy convencida de que mataron a Chávez. Le inocularon el cáncer en 2011, y en 2012 Venezuela es certificada como el país con las mayores reservas de petróleo del mundo. Luego redoblaron la apuesta en 2013.
No han logrado inocular el cáncer a Nicolás Maduro ni matarlo. Sin embargo, han intentado todas las vías posibles porque entendieron una cosa con Chávez: no se mata la idea matando a la persona. No logran entendernos, porque ellos tienen una sola mentalidad, la de la élite anglosajona y protestante que no vive la realidad del pueblo estadounidense, que en su mayor parte está sumido en las drogas, la ignorancia y la falta de acceso a la educación y la sanidad.
Al final, como dicen los analistas internacionales, su objetivo es la disminución de la población, no solo a nivel mundial, sino también en Estados Unidos, porque esto les permite un mayor control de sus empresas que, en gran parte, no producen, sino que exportan capital. Siempre digo que la mejor explicación del imperialismo hoy es la de Lenin, que hablaba del reparto del mundo y de los monopolios. Al final, detrás de todo esto hay un tema económico y financiero.
En este contexto, el presidente Nicolás Maduro ha declarado que debemos prepararnos para una lucha armada, aunque no la queramos. Ha convocado una conferencia internacional de soberanía y paz, especialmente con los países de la CELAC y de América Latina. Tenemos un buque de guerra nuclear en nuestras aguas, y ha habido al menos tres embarcaciones atacadas. Están actuando de manera que parece muy alocada, y nosotros en Venezuela debemos prepararnos para esta situación.
Más de 8 millones de personas se han alistado para defender el país y hemos iniciado esta campaña de entrenamiento. Nos estamos preparando no solo a nivel teórico, sino también con elementos prácticos y de logística para la vida en caso de lucha armada. Están trabajando en todos los elementos relacionados con la posibilidad de que entren en el país, algo que intentaron con la Operación Gedeón.
Nuestras autoridades dicen que si alguna vez lo logran, «entrarán, pero no podrán salir», porque no están acostumbrados a este tipo de respuesta. El presidente Nicolás Maduro y el ministro Cabello han dicho que podría transformarse en un nuevo Vietnam y yo diría incluso en una Siria de muchos años. El objetivo es probablemente dividir Venezuela, fragmentar el país.
La guerra de nuevo tipo es también guerra cognitiva, en la que, incluso mediante el uso de la Inteligencia Artificial, es difícil distinguir entre realidad y ficción. Lo vimos también con el video difundido por Estados Unidos sobre el ataque a un primer barco en las aguas del Caribe. ¿Cómo se reflexiona sobre la «guerra cognitiva» en la Universidad Internacional de la Comunicación, un lugar que nació precisamente de la indemnización que se le dio a Diosdado Cabello por haber sido calumniado injustamente por el periódico El Nacional como presunto jefe del Cartel de los Soles?
No se trata solo de enfrentar la guerra cognitiva o de mostrar a la población cómo la están manipulando. Es importante decir que yo me dedico a la investigación, analizando lo que dicen sus «think tanks», y constato que ni siquiera sus más recalcitrantes están a favor de esta movida militar del presidente Trump y Marco Rubio. Incluso sus propios centros de pensamiento no están de acuerdo con una invasión militar.
En la Universidad Internacional de la Comunicación, no nos limitamos a formar a la gente o a decir lo que está sucediendo. Nuestra rectora, Tania Díaz, es la vicepresidenta de Relaciones Internacionales del Partido Socialista Unido de Venezuela y fue la vicepresidenta de formación del Psuv. A través de este instrumento, se difunde la verdad en el mundo. Tania tiene un programa de gran impacto, llamado «Sin Truco Ni Maña», que creó inicialmente con el ministro Diosdado Cabello para llevar la información al resto del mundo.
Se está haciendo un trabajo muy importante. Yo envío un informe semanal a una radio en Argentina, Radio Futura, escribo para Sputnik, aparezco en RT y Telesur, que está haciendo un trabajo importantísimo a nivel internacional, contando la verdad sobre lo que está sucediendo en Venezuela. Hay una verdadera retaliación desde el punto de vista comunicativo porque esto forma parte de la guerra. También por esto nos estamos preparando, pero en este ámbito ya habíamos comenzado a trabajar desde hace tiempo. Ahora, la novedad es que estamos en una fase ofensiva, especialmente en el plano comunicativo, pero también nos estamos preparando para una lucha armada porque sabemos que debemos estar listos para defender nuestro país con uñas y dientes.
Otra cosa que nos parece importante, y de la que usted se ocupa a fondo, es la situación de la Guayana Esequiba, un territorio en disputa en el que el gobierno de Guyana permite a las multinacionales norteamericanas realizar perforaciones ilegales. También desde allí, como ha advertido Nicolás Maduro, se está montando una plataforma de agresión constante contra Venezuela. ¿Qué opina?
Toda la situación forma parte de un plan más amplio. Pensaba que concentrarían el desarrollo militar en el Caribe hasta las elecciones en Guyana, pero el presidente Irfan Ali fue reconfirmado y ellos se quedaron. Según sus propias leyes, solo tienen 60 días antes de irse, veremos si respetan sus leyes. Pero la cuestión de Guyana es de gran interés para ellos, porque si no logran obtener el petróleo de Venezuela con esta acción militar, de todas formas ya están explotando el petróleo que se encuentra en esa zona aún por delimitar. Es importante decir que no solo hay una disputa territorial, sino también una discusión sobre cómo dividir las zonas marítimas. Ellos quieren apoderarse de todo el petróleo que se encuentra en el Atlántico y en esa zona, y ya han entrado en aguas que son indiscutiblemente venezolanas con sus plataformas petroleras.
Hay algo muy importante que decir. Durante la Cuarta República, las royalties eran mínimas en este país. El presidente Chávez dijo que no solo el petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco no era bitumen y que lo certificaríamos como petróleo, algo que se logró en 2012, sino que no podíamos regalarlo. Por lo tanto, creamos empresas mixtas con las empresas que querían venir a explotar nuestro petróleo. Se puede vender petróleo a cualquiera, pero debe ser pagado. Ahora las royalties ya no son del 2%. La diferencia con la República Cooperativa de Guyana es que llegaron a un acuerdo en 2016 con la ExxonMobil por el cual solo tienen el 2% de las royalties; de hecho, menos del 2% porque a ese 2% se le resta lo que se invierte en ese momento. Se trata de una cifra ínfima para la población guyanesa, pero para ellos es muchísimo porque no estaban acostumbrados. La población en el territorio en disputa de la Guayana Esequiba nunca ha sido considerada, y no lo es ni siquiera en este momento. Por eso, también han votado para elegir a un gobernador en nuestra Guayana Esequiba.
Muchos medios internacionales, que forman parte de esta clase capitalista transnacional, manipulan la información. Hay un excelente libro de Robert Phillips de 2018 que examina el perfil y las actividades de 389 personas, mostrando sus vínculos con fondos de inversión, universidades, «think tanks», compañías petroleras y mineras, medios de comunicación, empresas de armamento y de seguridad, incluso de mercenarios.
Explica cómo estas 389 personas, que en el fondo dominan el mundo, son las mismas que se encuentran en Davos. Muchas de ellas no están de acuerdo con el Estado-nación, ni con Estados Unidos como hegemón, pero quieren manejar las cosas a través de ciudades especiales que están creando, gestionadas por robots. Es un choque muy interesante el que se está produciendo en Estados Unidos entre republicanos y demócratas, entre las élites y el pueblo estadounidense, y entre dos élites transnacionales capitalistas que están en pleno conflicto.
Usted es directora de la Escuela de Formación Integral Carlos Escarrá Malavé de la AsambleaNacional (EFICEM). ¿Qué legado ha dejado este eminente constitucionalista, considerado uno de los 5 hombres más cercanos a Chávez, y qué significa para usted, su hija, defenderlo en este momento en que la revolución bolivariana, de nuevo bajo ataque, quiere avanzar hacia la constitución del estado comunal, y se está preparando una nueva discusión sobre las posibles modificaciones constitucionales?
Lo más importante que ha dejado mi padre, el doctor Carlos Escarrá Malavé, es un legado que me he comprometido a mantener vivo. No he escrito mucho por mi cuenta, pero me he dedicado a difundir su legado. Creo que su herencia es fundamental porque trabajó mucho por el poder popular. Uno de los libros más hermosos que publiqué de él, en 2015, se titula «Bases Jurídicas y Políticas del Poder Popular». Él consideraba que la ley debía ser un instrumento para la justicia política y social, y no al revés.
Participó en un proceso muy importante, que es el desarrollo del poder popular que incluía el «parlamentarismo social de calle» y el «pueblo legislador». También participó, a través de la Procuraduría General de la República, en muchas de las ideas que alimentaron la Constitución de 1999. No fue miembro de la Asamblea Constituyente, razón por la cual tal vez no pudo defender algunos elementos en una Asamblea de la que más del 70-75% de sus miembros están hoy en la oposición.
Tenía también una importante herencia internacionalista. Trabajó por la liberación de Illich Ramírez, a quien consideraba uno de nuestros internacionalistas, y por la causa palestina y la latinoamericana, ya que formaba parte de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional. Trabajó por nuestra adhesión al MERCOSUR y por los proyectos de integración. La profesora Judith Valencia me entregó un documento en el que él establecía las bases jurídicas para poder ponerle el asterisco al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) debido a la democracia participativa y protagónica que teníamos en nuestra Constitución en 2001. Participó en toda la defensa de la Revolución, incluso durante el paro petrolero. No en vano lo llaman «el abogado de la Revolución».
Él mismo dijo en una ocasión: «Soy, he sido y seré el abogado de la Revolución», y así se ha mantenido, porque aún no ha surgido una figura que pueda reemplazarlo en esta tarea. Supo unificar a la «Juventud de Oro» y formó a la juventud para unificar el pensamiento bolivariano, por instrucción de Chávez y en su condición de profesor universitario. Aunque era marxista, también fue un gran bolivariano toda su vida. Otro de sus libros que logramos publicar en cierto momento, que él ya había publicado en 2009, y luego hubo otras ediciones en 2012 y en 2017 por la importancia del tema, se titula «Consideraciones libres sobre el socialismo bolivariano».
Aprovecho para señalar que todo esto se puede encontrar en el blog de la Asamblea Nacional, en el blog del EFICEM, la Escuela de Formación Integral Doctor Carlos Escarrá Malavé de la Asamblea Nacional. Se puede encontrar todo lo que él produjo, todos los libros que hemos publicado a partir de diversas ponencias en momentos distintos.
Pero yo creo que el legado más importante fue la defensa de la revolución con las ideas. Fue el legado más importante en absoluto. La defensa del comandante Chávez con las ideas. La defensa de la patria libre y soberana. Y, además, comprendiendo que la mejor defensa de esta patria libre y soberana era devolverle el poder al pueblo, como dice la primera combatiente, Cilia Flores, y con quien él compartió lo que fue la Comisión Presidencial para la Reforma Constitucional. Allí pudimos apoyarlo en ideas maravillosas que se desarrollaron. Muchas de esas ideas se han concretado en la práctica y dan pie a todo lo que debemos pensar sobre cómo lo concretaremos en un nuevo proyecto de Constitución.
Para mí, defender su legado significa asumir una carga moral que requiere mucho compromiso, mucha dedicación, que requiere mantener viva una idea que, si bien muchas de esas ideas fueron generadas en otro momento histórico, siguen siendo válidas y son plenamente aplicables al día de hoy, como te decía, sobre todo en lo que respecta al poder popular. También te decía que mi padre desarrolló mucho la visión bolivariana y comprendió las tres raíces de la revolución. Y aquí me voy por otro tema. Parte de los ataques que se están produciendo ahora tienen como objetivo precisamente impedir que se lleve a cabo una reforma constitucional, que el presidente Nicolás Maduro ya había propuesto para el próximo año, en un momento en que todo estaba en relativa calma y paz. Y parte de lo que quieren es, precisamente, al igual que todos los ataques que nos hicieron en 2007 para que no se pudiera realizar la reforma constitucional, todo lo que quieren es, precisamente, evitar que Venezuela se constituya, como de hecho se ha constituido, en un faro de luz para el mundo, en lo que respecta a las ideas y la visión de que otra democracia participativa y protagónica es posible, y es posible, además, a nivel constitucional.
¿Qué sucede con la Constitución? Pues que, bueno, las leyes, en el caso absolutamente negado de que la oposición llegue al gobierno, pueden ser derogadas fácilmente, mientras que la Constitución requiere un referéndum popular para ser derogada. Por lo tanto, tiene una posibilidad de permanencia en el tiempo mucho mayor. De modo que el hecho de poder incluir nosotros en el proyecto de Constitución y en la Constitución que aprobemos, cuando se realice la reforma, la posibilidad de aprobar nosotros el poder popular, el poder comunal, la geometría del poder de la que hablaba el comandante Chávez, la visión incluso del internacionalismo de las comunas, según lo previsto en el Plan de la Patria de las Siete Transformaciones. Todos estos aspectos son muy avanzados y, de alguna manera, impiden derrocar al gobierno revolucionario desde dentro, si no se cuenta con el apoyo del pueblo.
Usted es parte de la formación del PSUV. ¿Cuánta influencia tiene el pensamiento marxista y leninista en la formación de los jóvenes? Los dirigentes de una facción del PCV, que ahora se oponen al gobierno bolivariano y que tienen cierta audiencia entre algunos partidos comunistas de Europa, acusan al PSUV de haber adoptado una línea «neoliberal». ¿Que opinas?
Considero que, más allá de la influencia del pensamiento marxista en la formación y en la conversación con los militantes, lo que hace pensar a algunos pseudo-dirigentes que en el PSUV se ha adoptado una línea neoliberal tiene mucho que ver con los elementos de corrupción que se han saneado en su mayoría. Sobre todo en lo que respecta a PDVSA y a la vicepresidencia económica, con el caso de las criptomonedas y todo lo que ha sucedido con Tarek el Aissami y la gente que trabajaba con él.
Toda esta corrupción que ha sido desenmascarada, en cierto modo, hace pensar que algunos dirigentes están trabajando para su beneficio personal y no para un bien colectivo, o para generar las condiciones para una transición al socialismo. Creo que la responsabilidad probablemente también sea del discurso y la narrativa de muchos de nuestros líderes, que en un momento dado, cuando estábamos asediados por las medidas coercitivas unilaterales, estaban orientados a conseguir recursos para el país, y esto no siempre era evidente. Hay que entender que perdimos el 99% de los ingresos petroleros. Esto tuvo un impacto muy fuerte.
Sin embargo, basta con ver los discursos del presidente Nicolás Maduro, del secretario general del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, de la vicepresidenta, del Presidente de la Asamblea, es decir, los discursos de los principales líderes, para entender que realmente estamos trabajando para una transición hacia el socialismo. Una transición que no es sencilla y que tiene muchas contradicciones internas, pero estas contradicciones también permiten avanzar. Por eso te digo que quizás en la psique queda mucho de lo que fue robado por un cierto grupo perteneciente al gobierno, pero creo que cuando el presidente habla de estar en una «nueva época», como él la define, de transición hacia el socialismo, especialmente cuando estamos en medio de una crisis de civilización, esto está evidentemente asumiendo elementos marxistas.
Nosotros trabajamos constantemente con el análisis de la coyuntura y con el método dialéctico, tanto en la formación del partido como en otros ámbitos. Como he dicho en otras ocasiones, yo, en particular, cuando voy a dar formación en diferentes comunidades o instituciones, lo primero que digo es que la mejor explicación del imperialismo hoy es precisamente la visión de Lenin, basada en las ideas de Marx.
Y también se trata de un internacionalismo muy importante que fue propuesto por el Comandante Chávez y que el Comandante Nicolás Maduro sigue apoyando. Por esta razón, creo que hay suficientes elementos para saber que dentro de las raíces del Partido Socialista Unido de Venezuela hay marxismo, hay leninismo y hay una conjunción de ideas, porque también hay mucho latinoamericanismo, especialmente bajo la guía de tres raíces esenciales de la revolución, como son Simón Rodríguez, Simón Bolívar y Ezequiel Zamora.
Usted tuvo una experiencia diplomática en Estados Unidos. ¿Cómo evalúa lo que está sucediendo ahora, después del regreso de Trump? Marco Rubio tiene mucho poder, y lo hemos visto al lado del genocida Netanyahu. ¿Hasta dónde puede llegar un imperialismo en crisis, pero que no conoce reglas?
Esta es una pregunta muy interesante porque también tiene que ver con las contradicciones internas. Debemos recordar que en los orígenes del presidente Donald Trump estaba el Tea Party, que ni siquiera era un ala del Partido Republicano, sino un partido aparte que luego se convirtió en un ala radical del Partido Republicano, hasta que Donald Trump se convirtió en el candidato del Partido Republicano. Está estrictamente ligado no solo a la visión de hacer a América grande de nuevo, que es el famoso MAGA y su eslogan, sino también a su voluntad de defender el Estado-nación frente a una clase capitalista transnacional a la que no le interesan los Estados-nación.
Tomemos la visión del presidente Donald Trump y de Marco Rubio, quien insiste en decir que su familia es exiliada del «castro-comunismo», cuando se sabe que llegó a Estados Unidos antes de la llegada de Fidel, y que huyó del régimen de Batista, no de la Revolución Cubana. Se sabe que estas narrativas son movidas por el odio, el odio hacia lo que es diferente. Esto es algo que caracteriza a los WASP (White Anglo-Saxon Protestants), que se creen superiores desde todo punto de vista y que siempre han formado la élite de Estados Unidos, una élite que históricamente desciende de los puritanos ingleses.
No es que Biden no tuviera estas ideas, pero quizás no las manifestaba tan abierta y directamente en relación con Venezuela, aunque sabemos que Demócratas y Republicanos siempre han convenido en que Venezuela les pertenece y que deben reconquistarla, pero la Revolución no les permite tener el control de nuestro país, que es absolutamente soberano e independiente y defenderá cada uno de sus espacios, no solo territoriales sino también identitarios, con uñas y dientes.
Hay una gran diferencia entre demócratas y republicanos: los demócratas no actúan de manera tan abierta, mientras que los republicanos actúan frontalmente. Y en el caso particular de Marco Rubio, creo que es una persona que tiene una enorme influencia sobre el presidente Trump, además de ocupar dos cargos muy importantes: el de Secretario de Estado y el de principal consejero de la Casa Blanca para la seguridad nacional.
Marco Rubio, además de tener una gran influencia sobre Trump, siente un profundo odio por todo lo que no controla. Su familia tiene históricamente un gran odio hacia la Revolución Cubana, y él cree que controlando Venezuela puede controlar Cuba, Nicaragua y volver a tener a América Latina como su «patio trasero». Creo que en este caso no solo no han aprendido nada, sino que no saben entender al pueblo venezolano.
En cuanto al hecho de que esté al lado del genocida Netanyahu, tanto Trump como Marco Rubio están muy ligados al sionismo transnacional. No solo porque sus financiamientos están estrictamente conectados a empresas ligadas al sionismo y al poder de las lobbies sionistas en Estados Unidos, sino porque ambos pertenecen a iglesias cristianas extremas, en gran parte evangélicas, y una de las mayores fuerzas de Netanyahu a nivel mundial son precisamente estas iglesias evangélicas y cristianas ultranza.
Estas iglesias creen que, una vez que los judíos se asienten y tengan el control de Palestina, llegará el Apocalipsis, después del cual el Mesías vendrá a gobernar el mundo y el mundo cambiará. Hay, por lo tanto, una visión bíblica fanática, ligada al uso que los políticos sionistas, en particular los políticos del sionismo revisionista, han hecho del instrumento religioso, aun sabiendo que el sionismo nació de una persona que era atea. Han usado la religión y su vínculo con la victimización debida al antisemitismo, y han explotado estos elementos mediática, política y socialmente para obtener el control territorial.
Se trató de un movimiento promovido por las familias más importantes de la élite judía en Europa como los Rotschild. Nacido no en Palestina sino en ciertos países europeos, este movimiento obtuvo el apoyo de Inglaterra con el objetivo de tener el control sobre aquellas tierras que también tienen importantes recursos energéticos.
Otro elemento que me parece importante mencionar es que Venezuela es el epicentro energético mundial. No solo porque tiene las mayores reservas de petróleo del mundo, sino también las cuartas reservas de gas del mundo, grandes reservas de oro, litio, tierras raras, y una serie de otros recursos, agua y biodiversidad. Se trata de un conjunto de recursos naturales, renovables y no renovables, que son de interés para la carrera armamentista, porque todo lo que respecta al sector aeroespacial también tiene que ver con las carreras armamentistas de Estados Unidos y de las principales potencias tecnológicas.
En un momento en el que no se sabe qué sucedió en el encuentro entre Putin y Trump, en el que relativamente hace poco vimos una importante reunión entre Putin, Xi Jinping y también Narendra Modi, el panorama internacional se está reorganizando. Estados Unidos quiere, o mejor dicho, necesita tener el control energético del planeta. Ya no pueden contar, casi de forma absoluta, con el gas ruso para venderlo a la Unión Europea, ya que ahora Rusia y China han decidido desarrollar un gasoducto a través de Mongolia.
El mundo se está reorganizando económica, social, política e incluso jurídicamente de una manera que no permite a Estados Unidos, y en particular a Trump y Marco Rubio, tener el control sobre el mundo, y eso, obviamente, golpea la idiosincrasia de un anglosajón y protestante blanco que se cree superior al resto del mundo.
La Revolución Bolivariana ha reunido en estos años a movimientos, partidos e intelectuales de todos los continentes. ¿Cuáles son las principales líneas de dirección útiles para reconstruir un pensamiento y una práctica internacionalista? ¿Y qué puede esperar Venezuela de la solidaridad internacional frente a esta nueva agresión?
La Revolución Bolivariana siempre ha estado a la vanguardia de la lucha y de las ideas que tienen que ver con la defensa del pueblo de Palestina y la denuncia del genocidio en Gaza. Un ejemplo de ello fue la acción del comandante Chávez en el año 2006 en las Naciones Unidas. Su famosa frase «Huele a azufre» fue un elemento mediático muy importante y un momento que la gente recuerda mucho más que su discurso de 2005, en el que planteaba la refundación de las Naciones Unidas. Aunque este último fue un mensaje categórico, no tuvo el mismo impacto mediático que captó la atención del público de la misma forma.
¿Es necesario reconstruir un pensamiento y una práctica internacionalista? Claro que sí, porque el imperialismo no solo nos ataca a nosotros. Hemos visto los ataques de “Israel” en Catar, y cómo el régimen sionista no asedia solo al pueblo palestino, sino también al libanés y al de los países vecinos con su visión del «Gran Israel» ligada al sionismo internacional. Son diversos pueblos del planeta, sin olvidar a los pueblos africanos o el caso de Haití, que siempre han sido batallas que nuestra revolución ha apoyado con fuerza. En este momento, la solidaridad de los otros países con la República Bolivariana de Venezuela es particularmente importante, y por eso es fundamental que tengan acceso a lo que realmente está sucediendo.